A la luz del atardecer se veían las grandesanguilas negras contorneándose con lentitud.
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Parecían grandesanguilas que llevasen capas y se movían en ondulaciones a través del líquido.
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Pero no sabían nada sobre las grandesanguilas de la roca, que bajaban al desierto a cazar.
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Otro se hallaba en Sunbury, productor de grandesanguilas ferocísimas, que salían del agua y llegaban a matar ovejas.
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En el centro de la sala del restaurante había un recipiente de vidrio, un acuario en el que nadaban grandesanguilas.
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Aunque sea oligótrofo (donde los componentes nutritivos escasean) alberga una población de grandesanguilas que pueden alcanzar hasta un metro de largo.