Los de la limpieza se tienen que poner guantes de amianto.

Yo no te tocaría aunque llevase guantes de amianto.

Se pusieron guantes de amianto, descolgaron el cuerpo y lo cubrieron con una manta ignífuga.

Déjame coger mis guantes de amianto por si el teléfono se pone al rojo vivo.

Primero aparece un destornillador, luego una llave inglesa y por último dos gruesos guantes de amianto.

Tiene tantos callos en las manos, que le cubren las palmas como unos guantes de amianto.

Se puso los guantes de amianto que estaban sujetos a la manguera, ajustándoselos hasta sentirse cómodo.

Ni aunque se pusiera guantes de amianto.

Un par de guantes de amianto, creo.

Poniéndose torpemente los guantes de amianto, demasiado grandes para ella, la profesora Englander abrió la gran compuerta cuadrada.

Le di los guantes de amianto.

Cuando le des a alguien una taza de líquido hirviendo, intenta darle antes unos guantes de amianto -dijo

Ellos estaban luchando a brazo partido con un caldero cuya larga asa de metal agarraban con guantes de amianto.

Otros, trabajan con destreza en la línea de soldadura y pulido, con mamelucos de seguridad, guantes de amianto y botas pesadas.

Se puso guantes de amianto, introdujo las manos en la rendija, al ras del último escalón de la escalera, y pegó un tirón.

Ni tampoco cuando sintió el tacto de los guantes de amianto en la cabeza, ni cuando el hombre le alisó el pelo sobre la almohada.