Allí era donde guardaba su vida personal, donde nadie podía encontrar sus secretos.

El que llegaba a la plataforma era el único que guardaba su vida.

El profesor Benari guardaba su vida en secreto.

Y guardaba su vida en una caja.

Pero la carta no provenía de él, sino de Florence, que guardaba su vida privada tan celosamente como podía.

Quería jugar al billar conmigo, pero por lo demás, guardaba su vida para sí...

Bobby guardaba su vida privada con un tremendo celo: nunca hablaba públicamente de su madre, de su hermana, ni de su padre ausente.