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Ululando tétricos los opuestos mílites, daban al bóreas fragoso estrépito, que, en cavernas lóbregas, Eco, llorosa y húmida, dolorosa y confusamente repercutía.
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De tierra seca en húmida laguna;
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Entraron remando con cautela, dirigiendo la luz de las antorchas acá y acullá, sobre la roca negruzca, húmida por los embates del mar.
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-Asombrosolo que aprendemos, que trasgos pueden ser personas y usted, don Húmido, tiene un corazón y llora por muerte de hombres que no conoce.