1
A los pocos pasos, el heredero del marquesado comprendió qué ocurría.
2
Eso era lo que el heredero del marquesado original estaba esperando.
3
Era un dato que tampoco reconfortaba al heredero del marquesado.
4
El heredero del marquesado sintió un escalofrío que le hizo retorcerse sobre sí mismo.
5
Mi abuelo le creía indiscutible heredero del marquesado de Dueñas.
6
Y con el heredero del marquesado, nada menos.
7
El heredero del marquesado se volvió a agachar, mitad por precaución, mitad porque las piernas no le respondían.
8
Siempre le importé muy poco, ya lo ves; yo era demasiado insignificante para un heredero del marquesado de Mier.
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La verdad es que el heredero del marquesado, señorito en fin, estaba acostumbrado a dar órdenes a todo quisqui.
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El heredero del marquesado se lanzó a por ella con bríos renovados y, por vez primera, su golpe fue repelido.
11
El heredero del marquesado aprovechó su posición destacada para hacer un barrido con la mirada sobre las cabezas de los asistentes.
12
Casi todos los Rojas, entre ellos D. Pedro Sarmiento y el heredero del marquesado de Poza, eran de la grey luterana.
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Ese debió ser el fin de aquel pobre desdichado, pero el heredero del marquesado no hizo ni el amago de acudir a verificarlo.
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Y a propósito, chicas, os presento a Avaric, heredero del marquesado de Tenmeadows, de Gillikin, y éste es Boq, del País de los Munchkins.
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El heredero del marquesado sintió un líquido templado escurriéndose por entre los huecos que sus dientes, que no podían tapar, hasta inundarle la boca.
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-¿Será el heredero del marquesado?
