Atravesaron divisiones de plástico y habitaciones llenas de herramientas de albañil.

Vino un hombre que quería recobrar sus herramientas de albañil.

Llevaba un cinturón con herramientas de albañil.

El andamiaje y las herramientas de albañil que había en el suelo hacían deducir una explicación muy sencilla.

Tom había vendido todas sus herramientas de albañil y, salvo algunos peniques, se habían gastado todo el dinero.

Aquella misma carretera, diez días atrás, con un poco de cemento y treinta kilos de herramientas de albañil a la espalda.

A la derecha, un socavón excavado a saber con qué objetivo, unas pirámides de tierra y un puñado de herramientas de albañil.

Después reapareció deprisa, tomó su mochila, en la que tintineaban las herramientas de albañil, y puso al chico un paquete en la mano.

Los siguientes, y últimos, en salir de la casa fueron dos trabajadores mexicanos, quizá un cuarto de hora después, que llevaban herramientas de albañil.

-Teaseguro que, si pudiera hacerlo, compraría herramientas de albañil -diceGrindhusen.

-Noes necesario, señor -dijoMiguel con voz sorda dejando sus herramientas de albañil-.

-Creoque sé lo que buscaba: sus herramientas de albañil.