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Latigazos, astillas bajo las uñas y hierros al rojo desde el principio.
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También tenían un brasero lleno de ascuas y unos hierros al rojo.
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A otros se les había arrancado los ojos con hierros al rojo.
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El dolor era como tres hierros al rojo vivo sobre su pecho.
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Le estaban azotando, crucificando ahogando, descuartizando, le marcaban con hierros al rojo.
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Para ello cauterizaba la herida con medicamentos, ácidos, hierros al rojo o ataduras.
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Manetes callaría aunque le pusieran hierros al rojo en los pies.
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Estaba muy enfermo: los bandidos le habían quemado horriblemente con hierros al rojo.
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Es pimienta pura y quema como hierros al rojo... ¿Quieres comprobarlo?
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En aquel momento apareció en pantalla un texto marcado con hierros al rojo vivo.
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Finalmente, les cauterizaron las heridas con hierros al rojo vivo.
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En los humeantes braseros había hierros al rojo para marcar.
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Él la tocaba, y sus manos se fundían en ella como hierros al rojo.
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Pero sería más fácil caminar sobre hierros al rojo vivo.
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El dolor era como si le clavaran hierros al rojo vivo en el costado.
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Le raspó los huesos con pinchos metálicos, le metió dentro hierros al rojo vivo.
