Era un hombre anguloso, directo, que estaba disfrutando claramente con aquella caza.

Se trataba de un hombre anguloso, un hombre que parecía no tener carne.

Un hombre anguloso y una mujer regordeta ríen sin cesar.

El hombre anguloso tranquilizó a los otros y dijo:

El instructor era un hombre anguloso de cabello castaño erizado, cejas pobladas y barba cuadrada.

Es un hombre anguloso y para nada esférico.

Este era un hombre anguloso, de mediana estatura.

Era un hombre anguloso, cortante, con unas orejas tan retorcidas como un par de caracolas marinas.

Un hombre anguloso, fuerte, seguro de sí mismo, palpa las bolsas que Carvalho ha dejado sobre la mesa.

Barjin se deslizó de barril en barril, mientras estudiaba al hombre anguloso que trabajaba clasificando botellas de vino.

Uno de los tres era un hombre anguloso con una estrecha cabeza gris y facciones cubiertas de arrugas.

Aquella lacónica pregunta iba dirigida al jefe del departamento de comunicación, un hombre anguloso con el pelo prematuramente cano.

El hombre anguloso y calvo sostenía un duelo a ronquido limpio con el dueño del chaquetón y las botas.

Era un hombre anguloso, callado, pero al que de pronto le gustaba remachar una y otra vez las mismas palabras.

Yao, un hombre anguloso y demacrado, hablaba con las manos apoyadas sobre el atril y el cuerpo levemente inclinado hacia delante.

El rey Mark era un hombre anguloso y mayor, con el pelo negro, salvo por las sienes, no tenía prácticamente canas.