Al verse ante aquel ridículo hombre canijo, la tensión huyó de él.

Era un hombre canijo pero corpulento, de cabeza voluminosa y barba larga.

Jules era un hombre canijo, de unos treinta años, taciturno, adusto.

Sacó el papel que le había dado el hombre canijo y se puso en camino.

Un hombre canijo, con voz de pito, la pregonaba.

Entonces el hombre canijo sacó un cuchillo.

Es un hombre canijo que vive solo.

Traía paso lento, haragán, y la montaba un hombre canijo, a quien se le veía el aburrimiento de lejos.

Pat llamó y, tras unos instantes de forcejeo con el cerrojo, el librero, un hombre canijo, nos dejó entrar.

No es que fuera un hombre canijo, en realidad, pero, desde luego, no podía discutir con ocho individuos como aquellos.

Junto a ellas, un hombre canijo y sonriente extendió la mano, en la que el espartano dejó caer varias monedas.

Conocía a Pottle de un caso anterior, un hombre canijo, fumador empedernido y bastante irritable, con un bigote a lo Einstein.

Un día, no obstante, un hombre canijo, rubicundo y calvo llegó a su casa y dijo que lo enviaba el señor Vinçart, de Ruán.

Las mujeres altas y gordas y los hombres canijos y flacos.

-Sigausted, siga usted, hombre canijo y vago.

-Sujefe era un hombre canijo y robusto con una pequeña barba gris, que respondía al nombre de Parvez.