Un hombre desgreñado y con hábito clerical se sentaba ante el teclado.

Delante de la procesión iba un hombre desgreñado, vestido de igual modo.

Una mujer abrió una de ellas, un hombre desgreñado a su espalda.

Allí, justo encima del mascarón, yacía un hombre desgreñado, atado y amordazado.

Era un hombre desgreñado, con sucios y amplios calzones, y camisa de descolorido color azul.

Un hombre desgreñado, de barba rala, les abrió.

Al volverse, Gerhart vio un hombre desgreñado y ataviado con un hábito andrajoso, que lo señalaba.

Cuando un hombre desgreñado comprueba que tenemos comida, se endereza y olfatea como si fuera para él.

Un hombre desgreñado estaba de pie allí enfrente, sin moverse, mirando los cartones de leche y crema.

Al echar un vistazo, Jared vio a un hombre desgreñado que presionaba la cara contra el cristal.

Era un hombre desgreñado, mucho más alto de lo que yo era en realidad, y mucho más fuerte.

Luego un hombre desgreñado les dice que cierren los ojos y den cien pasos al frente cada uno.

Iba un hombre con ella, un hombre desgreñado y desaliñado que parecía haber sido sacado de la cama.

Ricciardi interrogó en primer lugar al propio director de escena, Giuseppe Lasio, el hombre desgreñado que había derribado la puerta del camerino de Vezzi.

El Capitán Crunch era un hombre desgreñado: llevaba tejanos y deportivas e iba despeinado y sin afeitar; bizqueaba un poco y le faltaban algunos dientes.

Dos hombres desgreñados a los que reconocí enseguida como carnutos salieron de la noche, acompañados de centinelas.