Había hombres corrompidos entre ellos aunque se les castigaba cuando se sabía.

Los enemigos de la República son todos los hombres corrompidos.

A todos los hombres corrompidos, de todo rango y condición.

Las ciudades hacen hombres feroces, porque hacen hombres corrompidos.

Eran lugares preciosos, me aseguró, pero los monjes que en ellos viven son generalmente hombres corrompidos y sucios.

A Rouault le habría encantado pintar a Maxie, habría puesto a otros Maxies en sus gigantescos retratos de hombres corrompidos.

Druchii y hombres corrompidos.

Entre los hombres corrompidos con quienes a mi pesar vivía, no distinguía uno solo capaz de pensar y de sentir.

Y para decirlo de una vez, concedido esto, ¿no es triste, vergonzosa y miserable la vida de los hombres corrompidos?

Junto a los druchii, una horda de hombres corrompidos marchaba aullando cánticos estentóreos mientras golpeaban sus escudos con hachas y espadas.

Mientras bebían y fumaban, su conversación era cual podía ser la de dos hombres corrompidos, que en ella mezclaban ojos y juramentos.

Si se confieren magistraturas a hombres corrompidos, padecerá el cultivo de las virtudes y será mucho menor el número de los ciudadanos honrados.

Añadió que para él era muy sensible verle metido en una cárcel mientras hombres corrompidos y abyectos, como Romero Alpuente, se paseaban libremente.

Había visto demasiados hombres corrompidos, ensalzados y honrados por todo el mundo, de los que se desconocía la verdad o se hacía la vista gorda.

¿Conveníale, acaso, mezclarse con los hombres corrompidos, para corromperse como ellos?

¡Al menos allí habría ignorado que en el mundo hay tantas mujeres infelices, esclavas de hombres corrompidos y despreciables!