1
Bien Teresica, terminad con vuestro atuendo que se acerca la hora del yantar.
2
Podéis recibirme en vuestro campamento, a la hora del yantar; para entonces quedaré libre.
3
Llegada que fue la hora del yantar, acudió un franciscano cuyo nombre ocultaré por el honor de la religión.
4
En muchos de los cuartos, había siete u ocho enfermos, que se excitaban mutuamente a la hora del yantar.
5
Estarían entretenidos soplando la sopa y, como también para nosotros era la hora del yantar, se creerían seguros durante un rato.
6
Y viendo Buffalmacco y Bruno que la hora del yantar se aproximaba y que estaba Calandrino muy cargado ya, dijo Bruno a Buffalmacco:
7
-Comed ,amigo , ydesayunaoscon estas menudencias, mientras llega la hora del yantar.
8
-Comed, amigo, y desayunaos con esta espuma, en tanto que se llega la hora del yantar.