Avanzaron durante un mes, hasta que llegaron a una pradera verdísima, en la que instalaron sus tiendas.

Se esparcieron por la llanura del Ghuta e instalaron sus tiendas, acercándose incluso, en varios puntos, a las murallas.

Tras la orden presidencial, los policías y soldados instalaron sus tiendas de rafia en un área donde funcionaban hostales, bares y prostíbulos.

Los jefes y oficiales púnicos instalaron sus tiendas junto al pabellón de los Barca, varios estadios al sur de aquel núcleo infernal.

Instalaron sus tiendas y ordenaron sus vehículos.

Instalaron sus tiendas en la cuenca, bajo los castaños de una finca cuyo dueño les facilitó el santo suelo.