La requisa al joven espigado resulta el inicio de la paradoja.

El joven espigado desde el primer momento no paraba de bostezar.

Hoy es un joven espigado y tan saludable como una roca.

Venizelos sujetó fuerte a aquel joven espigado por el hombro con la mano derecha.

Entre ellos estaba aquel joven espigado, que explicaba siempre bien algo que había aprendido mal.

El joven espigado, de nariz aguileña y mirada curiosa, se reveló ya como un prodigio.

Seguía sin saber demasiado de aquel joven espigado.

El piloto era un joven espigado y pelirrojo, con un bigote recortado en forma de cepillo.

Era un joven espigado que respondía al nombre de Vitor Reige, y parecía agotado y demacrado.

Un nuevo doctor, un joven espigado con gafas de montura metálica, se había agregado al grupo.

Recordaréis que en la primera frase de este libro mencioné que entre los niños había un joven espigado.

Ya casi había alcanzado los escalones de la entrada cuando un joven espigado se puso delante de ella.

Amaba mucho a aquel joven espigado.

Era un joven espigado y moreno.

Apareció un joven espigado, vestido con traje gris de muchos botones y chaleco, que le observó en silencio.

A la trémula lux de las antorchas distinguí un joven espigado que sostenía una reluciente copa de cerámica verde-azulada.