La mujer de Jimmy Kantor estaba a punto de dar a luz.

Kantor se inclinó hacia adelante, sonrió con su sonrisita engañosa y dijo:

Kantor constituía una amenaza potencialmente mayor que el conde de la Sangre.

Para Gavi Kantor, de trece años de edad, ya no quedaba nada.

Renée Kantor se imaginó a los mandos de uno de esos chismes.

Cuando Kantor se levantó, tenía los puños cerrados y sudaba de ira.

Renée Kantor dio un paso hacia su hijo con los brazos estirados.

Y ahí estaba yo, tratando de luchar con Bruce Kantor, ese pendenciero.

Aunque el personaje invita a la caricatura, Kantor nunca cae en eso.

Kantor le dedicó una ancha sonrisa y guardó el estuche de hueso.

Después, la señorita Kantor llevó a Stella a la zona de visitas.

La señorita Kantor se paseó frente a la fila de sus barracones.

Por otra parte, sabía que Kantor estaba tratando de perder el tiempo.

Kantor es un jefe normal, pero creo que a Vanessa le desagradaba.

Estos dos, y el chófer, parecían más estúpidos que la señorita Kantor.

Y en el Carmelo estaba encerrado conmigo Mateo Kantor, vicario de Dlugoleka.