Y viendo había dado fin con un ternísimo suspiro, Laurela, riéndose, le dijo:

Porque si a todas agradó, a Laurela enamoró: tanto era el agrado de la doncella.

Volviéronse a reír todas, confirmando el pensamiento que tenían de que Estefanía estaba enamorada de Laurela.

Vale más la gracia, el donaire y el agrado de mi señora Laurela que todas las demás.

-Canta ,portu vida -dijoLaurela-,que después averiguaremos este enojo.

-Otrasdos -dijoLaurela-,y una criada que guisa de comer.

-Cadadía me parece que descubrirás nuevas habilidades -respondióLaurela-.

Figura de mármol parecía Laurela.

No fue este amor de la calidad de don Esteban; porque Laurela, sin advertir engaño, creyó que era mujer.

Mas de nada desto hacía caso ni lo sentía Laurela, porque era tan niña que no reparaba en ello.

Y era de modo lo que Estefanía sentía que fuese allá Laurela, que no le faltaba sino perder el juicio.

-Noson burlas, Laurela; no son burlas -respondióEstefanía-.

A quien su padre respondió que no tratase de eso, que ya Laurela no estaba más que para un convento.

Dioles a todas gran risa oír a Estefanía decir esto dando un lastimoso suspiro, juzgando que se había enamorado de Laurela.

Acostada Estefanía, y las criadas ocupadas en prevenir la cena, Laurela entró donde estaba, y sentándose sobre la cama le dijo:

- Y aserlo-dijoLaurela-,¿qué hicieras?