1
Una llorera sería algo normal, y tendría un principio y un fin.
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Jamás había existido un antídoto de efecto más rápido para una llorera.
3
Traté de disimularlas pero no pude evitar que me viniera una llorera.
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Me acuerdo de las Navidades con mi abuela y me da llorera.
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En ese momento me entra la llorera tonta y digo entre sollozos:
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Y también para que no me entrara la llorera a mí también.
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Cuando a un bebé le da una llorera, se le consuela diciéndole:
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Así que antes de que se reenganchara a la llorera, le dije:
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En cuanto se le pasó la llorera, volvió la cabeza para mirarlo.
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Y allí solo, entre los pinos, me entró una llorera del demonio.
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La nota de Enric me había hecho soltar una llorera de las buenas.
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Una buena llorera me sería de gran ayuda en estos momentos.
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Por fin llegan a Málaga, exhaustos por el largo viaje y la llorera.
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Cuando la llorera le arrebataba en lugares públicos, el espectáculo desbordaba cualquier previsión.
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Fue terminar la frase y entrarle la llorera de su vida.
16
Rosie Coppett estaba entregándose a otra llorera por la ausencia de su Willy.
