Y ahora le están secando el lope, pero sigue con la charla.

Porque es morochón, ahora se le despintó el lope pero es morochón.

Los habladores al principio solían evitar el tema peligroso: Lope de Aguirre.

Esperaba Lope saber más adelante quiénes habían hablado y qué habían dicho.

Además le convenía a Lope servir por el momento a La Bandera.

Pero Lope Barrientos había tomado disposiciones que le permitieron una defensa eficaz.

Aun con cierto resabio de duda, Lope se asomó a la ventana.

Sin embargo, Lope de Ferrech no estaba hecho para vestir el hábito.

Octavio y Lope de Figueroa me siguieron a pesar de sus dudas.

Lope se sentó junto al señor Dryden, con aspecto de sentir repugnancia.

Lope era un golfo pero, para lo que necesitamos, nos sirve perfectamente.

Por último, agradecer a mi editora, Emilia Lope, su apoyo y comprensión.

Lope de Rueda era la sensación del público a mediados del siglo.

Y no tengo duda de que fue ella quien asesinó a Lope.

Dado que tenía razón, Lope no pudo más que estar de acuerdo.

Luego, sin lugar a dudas, su atención volvió a centrarse en Lope-