No eran músicos callejeros, sino parte de una orquesta de los petimetres.

Unos músicos callejeros, en una esquina, interpretaban piezas tradicionales de la región.

Conversamos con estos músicos callejeros sobre sus orígenes y su ingenioso bajo.

También había músicos callejeros que tocaban algún baile a cambio de monedas.

O lo habría sido, si los músicos callejeros vistieran trajes de Armani.

Pues que simplemente fue ignorado como suele ocurrir cuando vemos a músicos callejeros.

No tanto por nuestro propio bien, por supuesto; piensen en los músicos callejeros.

Uno de tantos músicos callejeros, naturalmente, pero, ¿por qué había elegido aquel lugar?

Los del NBH no tenían por costumbre perder el tiempo con músicos callejeros.

Unos músicos callejeros le ofrecieron su colaboración, que él rechazó con extrema cortesía.

Allí se daban cita prostitutas, bebedores solitarios, músicos callejeros y traficantes de droga.

Los músicos callejeros tocaban cualquier cosa, desde guitarras clásicas a hojas de sierra.

Los músicos callejeros se vengaron reuniéndose justo debajo de su ventana.

Fue un casamiento alegre, porque alguien contrató a unos músicos callejeros.

Tres músicos callejeros, guitarra, violín y chicharra, ocupaban una esquina tocando aires sentimentales.

Cuando vivíamos en la Villagatan solían venir músicos callejeros a tocar al patio.