Inés reprimió una sonrisa mientras se arreglaba su maltrecho vestido y recomponía su pelo alborotado.

Inés la abrió con movimientos lentos, reacia a enfrentar lo que contenía, sin siquiera desprenderse del maltrecho vestido.

Echó un vistazo a mi maltrecho vestido y, sin preguntármelo siquiera, me arrancó la mitad inferior de la falda.

Se incorporó, empujándolo del pecho, y se puso de pie, recomponiéndose el maltrecho vestido y rehaciendo su cola de caballo.

Sin embargo, después de varios intentos para ponerse el maltrecho vestido, ella se dio cuenta de que había encogido y no podía abrochárselo.

Revoloteó alrededor de la joven, que parecía en mucho mejor estado que Kaladin, a pesar de su maltrecho vestido y sus cabellos revueltos.

Pedro permanecía en pie ante la dama, comprendiendo con desagrado el efecto que debían causar sus maltrechos vestidos y su negra barba de dos meses.