Y tampoco era un maniático del orden y de la limpieza.

Tenía sesenta y cinco años y debía de ser un maniático del orden.

El comandante de la compañía A era un maniático del orden.

No era que Álvaro Montalbán se distinguiera como maniático del orden y la pulcritud.

Su dueño no limpiaba, pero era un maniático del orden.

Maldita la suerte que le había tocado, su sospechoso era un maniático del orden.

De lo que nadie puede acusar a Nelson es de ser un maniático del orden.

Nunca fue un maniático del orden, pero tampoco había exhibido hasta ahora hábitos tan descuidados.

No era un maniático del orden pero no soportaba la insinuación de los desórdenes pequeños.

Charlie Vaughan es maniático del orden y los horarios.

Cuanto más viejo se hace uno, más maniático del orden y la limpieza se vuelve.

No quería que el perro metiera las zarpas en su mundo de maniático del orden.

Diophanes era un maniático del orden y le gustaba planificar su tiempo de principio a fin.

Era un maniático del orden y del control.

Es imposible que usted, brillante, perceptivo, maniático del orden y el control, no se diera cuenta.

Jacob Hunt es un maldito maniático del orden.