De pronto, una voz, muy nítida, anunció el estrambótico paso de un melonero.

Partiría en seguida, lo más pronto posible, disfrazado de melonero.

Era la casa del Calabaíno, el último melonero asesinado.

Zdena está sentada al lado de Scoto, el melonero.

Rajas más que la navaja de un melonero.

Los árboles, la tapia, la tienda del melonero, ¿por qué no se alzaban como una decoración?

Cuando el melonero abría la sandía y salía bien roja, la enseñaba a todo el mundo, orgulloso.

Tan pronto como llegasen a mi altura, yo sería como una virgen en manos de un melonero.

Mira la muchedumbre de cabezas con la ternura con que un melonero contemplaría la cosecha recién recogida.

Ella se casó con un melonero de las afueras de La Junta y tuvieron una docena de críos.

Falta que lanzó el conjunto visitante y que el futbolista del cuadro melonero aprovechó llegando desde la última línea.

Es muy expuesto pasarse por aquí las noches en espera de que venga un melonero con dineros y solo.

Me miró el melonero de arriba abajo y se encogió de hombros despectivamente, pensando seguramente que éramos unos ilusos.

Carraspea ligeramente para aclararse la voz, y recorre con la mirada experta de un melonero el centenar de cabezas expectantes.

Luego hubo de admitir que la de Albánchez era como cuchillo de melonero, siempre catando aquí y allá, por probar novedad.

Sentados en el poyo de la acera, dos gitanillos descamisados comían vorazmente una sandía reventada que les había regalado un melonero.