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En efecto, Gylfie se había convertido en un mochueloduende muy hermoso.
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Soren comprendió perfectamente a qué se refería el pequeño mochueloduende.
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Giró la cabeza por completo, pero no había ni rastro del pequeño mochueloduende.
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El diminuto mochueloduende volvió la cabeza hacia Soren.
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Así, Soren debía clasificar huevos de lechuza común y Gylfie buscaría huevos de mochueloduende.
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Soren se volvió hacia el pequeño mochueloduende.
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El mochueloduende era tan pequeño que apenas llegaba a la altura de las alas de Soren.
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Soren inclinó la cabeza, y al mismo tiempo bajó el pico para mirar al pequeño mochueloduende.
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Hubo una agitación en el aire y de pronto el pequeño mochueloduende se quedó tendido boca arriba.
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Tenía muy claro que aquel mochueloduende podía ser muy pequeño en todos los aspectos salvo en sus ideas.
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Tenía la sensación de que podía volar eternamente; sin embargo, supuso que el pequeño mochueloduende empezaba a cansarse.
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Soy un mochueloduende.
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Afortunadamente, el depósito de los huevos de lechuza común y el de los de mochueloduende no estaban lejos uno de otro.
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Pero antes de que pudiera meditar estas cuestiones, notó que lo empujaban suavemente hacia una fila, distinta de la del pequeño mochueloduende llamado Gylfie.
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Y yo he oído decir que los mochuelosduende son unos conversadores excelentes.
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Pero los mochuelosduende como yo vivimos en desiertos.