Morton dejó escapar una mueca de orgullo y levantó la cabeza.

En su rostro apareció una mueca de orgullo y amargura.

Su rostro no podía ocultar una mueca de orgullo al mirar a su reina.

Náyade esbozó una mueca de orgullo y rebatió:

Roman soltó una carcajada y torció el bigote en lo que parecía una mueca de orgullo.

En su rostro, una mueca de orgullo constreñido.

El rey hizo una mueca de orgullo.

Desde lo alto de la loma, el monje miró hacia la casa torre con una mueca de orgullo.

Ella le correspondió en el gesto y, sustituyendo las lágrimas de su rostro por una mueca de orgullo, concluyó:

Pero no pasó ni un segundo antes de que se le iluminara el rostro con una mueca de orgullo:

Cuando le pregunto por el crecimiento de su hermana, le brillan los ojos y enciende una mueca de orgullo.

Al sorprender el deseo encerrado en cada una de mis miradas, ella resistió con una mueca de orgullo e insolencia.

Y era su continente altivo; una mueca de orgullo iluminaba su amarillenta faz, desde los ojillos penetrantes de malicia hasta la boca desdentada.

Volvió el rostro hacia mí y me parecía advertir una mueca de orgullo herido, como si sus ojos ciegos hubieran intuido mi piedad.

Pero esas facciones se veían desplazadas, arrinconadas, por la colérica indignación de su ceño y por la presuntuosa mueca de orgullo de sus labios.

Con una mueca de orgullo en su faz barbuda, salpicada de lodo, el enano descargó un contundente golpe con su pertrecho sobre la pértiga.