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Pero recuerdo que hace una semana vino un caballero muy encopetado.
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Un caballero muy encopetado y poderoso, alojado en la mejor habitación.
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Su conversación revelóme que trataba en ganados: género de ocupación no muy encopetado que digamos.
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De alguien muy encopetado, por supuesto.
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Todo muy encopetado y chillón.
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A sus ochenta y cuatro años, acababa de adherirse a la logia masónica las Nueve Hermanas, un círculo muy encopetado.
7
Era un sitio muy encopetado donde residían las estudiantes, con una directora tan engreída que apenas era capaz de decir una sola palabra.
8
El detective guiaba al cliente, caminando suavemente con sus suelas de goma, y lo encomendaba a un ordenanza muy encopetado que le tomaba el nombre.
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Muy encopetado, pero son sus ojos y su nariz.