1
Estuvo largo tiempo absorto en la contemplación de aquel cielo de nubes viajeras.
2
Y ambos quedaron con las miradas colgadas de unas nubes viajeras.
3
Y al fondo, siempre, las montañas nevadas, los volcanes humeantes, las nubes viajeras.
4
El cielo despejado, apenas rajado por finas nubes viajeras, era su espléndido techo.
5
El vuelo del ave le levantó la mirada de nuevo hacia las nubes viajeras.
6
No había más luz que la de la luna, intermitentemente cubierta por nubes viajeras.
7
La mañana se esclarecía pese a que el cielo estuviera velado por amenazadoras nubes viajeras.
8
Quien tiene un cuerpo como las nubes viajeras y los arroyos no necesita un destino.
9
No se transa con la contemplación de las nubes viajeras ni de las musas intocables.
10
En el cielo, aquí y allí, aparecían nubes viajeras.
11
Dos vasos eran como nubes viajeras por arriba y por abajo, arrastradas por la sangre.
12
Muy alto, en un cielo ventoso surcado de nubes viajeras, zumbaba un avión rumbo a Heathrow.
13
El cielo tenía un tinte rosáceo que iba coloreando en naranja algunos penachos de nubes viajeras.
14
Cuando volvía a casa apareció la luna llena en un cielo nocturno cubierto de nubes viajeras.
15
Las horas parecían arrastrarse sobre él como lentas nubes viajeras y él seguía echado temblando de miedo.
16
Es un día de nubes viajeras.
