Me di cuenta de que la observabas con lascivia, no lo niegues.

Pero, si los observabas con atención, veías que la realidad era muy distinta.

Pero, si lo observabas con atención, veías que la realidad era muy distinta.

Si la observabas con atención podías ver los relés debajo de la piel.

Pero si observabas con más atención, los cambios eran evidentes.

Te dije quién era mientras me observabas con una mezcolanza de compasión y extrañeza.

La contemplabas por placer; no la observabas con curiosidad.

Acomodada frente a mí me observabas con gran atención.

Si observabas con atención, veías como el dibujo salía del tribal como si fuera una imagen tridimensional.

Los observabas con malicia, calculando que entre todos no escribirían un libro más extenso que el de actas.

Tal como ocurría con los enviados, si observabas con atención, descubrías las diminutas marcas del Gremio que formaban el dibujo.

Me quedé junto a tu cuna: tú me observabas con una mirada tan triste que pensé que entendías mi dolor.

Si observabas a las personas cuando respondían a tus preguntas, si las observabas con atención, casi siempre sabías cuándo estaban mintiendo.

Cómodamente instalado en un sofá observabas con avidez esa amplia profusión de carne morena que desafiaba los apetitos desde el Sambódromo.

Te vi cómo le observabas con las pupilas aguzadas y triangulares que había visto nacer de las cenizas de tu inocencia.

A pesar del evidente amor que le profesabas le observabas con mirada crítica, dispuesto a evaluar sus palabras con tu natural sabiduría.