Un olor mustio a paja podrida llenó las fosas nasales de Jack.

Había dejado en el banco un olor mustio a colonia.

La sala tenía el olor mustio de las piscinas cubiertas.

Un olor mustio parecía impregnar paredes y muebles, flotaba con pesadez y se pegaba a la ropa.

Subieron las escaleras hasta la última fila de estantes del santuario, impregnada del olor mustio de una buhardilla.

Los familiares finalmente abren el féretro y una vez más el intenso olor mustio del formol invade el ambiente.

En ambos flotaba el mismo olor mustio).

Se sentaron a cada lado de su jergón, y un olor mustio a artemisa y el exterior llenó el aire.

Era un olor mustio, como a plumas de gallina mojadas, pero con una dulzura fétida como la del melón podrido.

Notó que el olor mustio se hacía más espeso, como si fuera provocado por el polvo que levantaban los pasos.

Tres metros en el interior del túnel, el olor mustio que había percibido fuera se convertía en un profundo hedor a descomposición.

Barbara cruzó la sala de estar; la cháchara de la televisión y el olor mustio de una habitación demasiado cerrada le hicieron torcer el gesto.

El olor mustio y desvaído de las ancianas se desvaneció de su imaginación cuando se aposentó cansinamente en su sillón junto a la chimenea vacía.

Un olor mustio, de algo pasado y rancio, erraba por el aire fresco, nada grande, no era un cadáver, pensé, sino moho o algo así.