Hum... por supuesto, una pañoleta blanca y un ramillete en el pecho.

Ella llevaba una pañoleta blanca, se sentaba sobre los cascotes para que la fotografiara.

Sobre su pecho se cruza una gran pañoleta blanca, sostenida por un alfiler corriente.

Su rostro estaba ligeramente sonrojado bajo una pañoleta blanca almidonada, sus ojos azules, limpios.

Para que no la descubrieran, mamá llegó con una pañoleta blanca sobre su cabeza.

Se cubrió los hombros con una delicada pañoleta blanca de encaje bordado con diminutas perlas.

Llevaba un vestido bermejo, una esclavina sencilla gris de campesina y una burda pañoleta blanca.

Algún que otro rulo rebelde se escapaba de la pañoleta blanca que cubría su cabeza.

De debajo de su pañoleta blanca salía un mechón de cabellos muy tiesos, imposibles de rizar.

Ofrecía una bonita estampa entre la congregación, con su vestido de seda negra y su pañoleta blanca.

Sus manos forcejeaban con la pañoleta blanca y gris, incapaces precisamente ese día de cumplir bien la tarea.

Testigos recuerdan que usaba una playera blanca con broches estilo militar, la cabeza envuelta en una pañoleta blanca.

También se pondría la pañoleta blanca en la cabeza para mantener a los mosquitos alejados de su pelo.

Tía Hilde le miró con la cabeza ladeada, como una ardilla, con los ojos brillantes bajo la pañoleta blanca.

Me puse un vestido amarillo y reemplacé la pañoleta blanca por una bordada con cerezas que me había enviado Yocasta.

Doña Rosario acababa de quitarse la mantilla y había quedado con su saya de gro azul y una pañoleta blanca de encajes.