Por la altura y el cansancio en estas parameras uno sueña mucho.

Pasaban las parameras y los huertos, los montes desnudos y los ríos.

De ahí depende el futuro de las poblaciones parameras.

Finalmente, corrientes de agua de las parameras, elevándose, trepando.

Y, sin embargo a través de aquellas desoladas, pero hermosas parameras se abría una calzada claramente perceptible.

Un atardecer, mientras caminábamos hacia Burgos por las nevadas parameras de Molina, Rodrigo me confesó sus anhelos:

El otoño agonizaba y las noches en las parameras de la tierra de Molina eran ya frías.

Otro terreno más de parameras desoladas.

Así, a pesar de las protestas de la pequeña Zayda, la comitiva se plantó por fin en las parameras nevadas.

Organizamos expediciones armadas en su búsqueda, recorrimos palmo a palmo los bosques y los barrancales vecinos, las cuevas y las parameras gigantes.

A medida que te aproximabas a Almería y contemplabas sus montañas lunares, sus parameras, sus alberos el deslumbramiento se convirtió en amor.

Hubo una edad en que las selvas tropicales, desiertos, regiones de matorrales y parameras representaron lo que la sociedad se esforzaba en someter.

Todavía quedan lobos por las tierras altas y las parameras de esta parte del mundo, y en los bosques de Paimpont y Brocéliande.

Mas así que transcurrieron las semanas sin que nada vieran, salvo parameras baldías y cimas nevadas, comenzó el desaliento a adueñarse de ellos.

Aquellas parameras ya dejaban de serlo, pues estaba próxima la sierra de la Culebra, y empezaban a vislumbrarse algunos rodales de robles y alisos.

Vio sus sombras, que huían de espaldas al fuego, por otro cerro más alto y pelado, hacia el camino de las parameras de Molina.