A la sombra de una frente alta y despoblada, la animada negrura de sus ojos parecíaincubar una tempestad.
3
La muralla de Siracusa no era aún inútil, pero parecíaincubar en sus amables colores la nostalgia de su futura ruina.
4
Hacía ya dos o tres años que parecíaincubar una inquietud, llevar dentro una preocupación, una enfermedad mental que aumentaba paulatinamente.
5
Ya no se inclinaba ante nadie servilmente; lejos de ello, parecíaincubar algún odio demoníaco que no se cuidaba mucho de ocultar.
6
Un silencio denso se extendía por Samburan, el silencio de la llamarada que parecíaincubar los peores designios, como el silencio ardiente del pensamiento.