No puedo estar sin ver pasar las olas sobre el mar

Veía pasar las olas sin parar.

Un enorme boquete en la pared de su cráter deja pasar las olas y forma un puerto perfectamente abrigado.

Me quedé allí, de pie, unos minutos, no hice más que ver pasar las olas esperando que me devolviese mi dibujo.

Resultaba muy estimulante sentir el cabeceo del barco, oír el viento en la hinchada vela, ver pasar las olas por el costado.

A medida que pasaban las olas, la parte inferior visible del periscopio brillaba fugazmente.

Los marineros bogaban a buen ritmo, encarando y pasando las olas con experta facilidad.

Era como el arco de un puente bajo el cual pasaban las olas cubiertas de espuma.

Le habían quitado los cañones y por las cubiertas anchas y despejadas pasaban las olas con su cenefa azul.

El tajamar tenía vanos y claraboyas para dejar que pasaran las olas, lo que daba ocasión para dorados y arabescos.

Era una sensación todavía más desconcertante que el movimiento brutalmente desigual de todo el barco cuando pasaban las olas bajo él.

Bolitho miró el cúter, que estaba por el través, con Starling de pie a popa mientras pasaban las olas que provocaban al rebasarles.