El profesor cambió la figura para mostrar un pequeño cuadrúpedo de patas alargadas.

Allá un experto taxidermista intentó perpetuarlo, con su cuello erguido y sus patas alargadas.

Sus bordes duros y sus patas alargadas y finas parecían empeñados en hacer que tropezara.

Sobre el papel aquella ave parecía un animalejo inofensivo, un simpático loro de colores con las patas alargadas.

Alto, de patas alargadas, con los brazos extendidos, los ojos muy grandes y muertos...

Sus camaradas humanos y whule yacían a su alrededor, abatidos en torno a las tres patas alargadas y tensionadas del cañón.

Tuve que leer en voz alta varias docenas de etiquetas escritas a mano con unas letras que parecían las patas alargadas de una araña.

Akatha no oyó sus pasos vacilantes por encima del tumulto de la batalla hasta que ya tenían las patas alargadas en dirección a su cuello.

Sus cristales delanteros se parecían a los ojos hemisféricos de una abeja y sus dos puntales de aterrizaje a las patas alargadas de un mosquito.