Solo el pequeño penacho blanco de su aliento revelaba que aún vivía.

Veo que me habéis reconocido, aunque no llevo penacho blanco en mi sombrero.

Y, mientras decía esto, el viejo sacudía su bonito penacho blanco.

Un breve penacho blanco adornaba la coronilla de su cabeza.

Sobre las crestas y las hendiduras baila un penacho blanco.

Mira, uso el yelmo de penacho blanco que me diste como recompensa en Daras.

Su hijo llevaba un viejo yelmo de bronce con un penacho blanco de crin.

Alzó la mano hacia el penacho blanco que colgaba de la cimera de su yelmo.

Tenía una barba larga pero bien recortada, y un penacho blanco le adornaba el yelmo.

Cuando avanzaba con su corcel blanco, el penacho blanco de su yelmo ondeaba al viento.

Un penacho blanco le cubría el cuero cabelludo y la mitad inferior de la cara.

No lejos de allí, pintadas con penacho blanco avanzaban en cadencia, con una gracia muy divertida.

Mientras tanto, iban acercándose al campamento y algunos oficiales y soldados saludaban al del penacho blanco.

Pero fijándose mejor, se advertía que era el penacho blanco de su historiado y suntuoso bicornio.

Seguidamente cayó al suelo de bruces, con una flecha de penacho blanco clavada en la espalda.

El líder del ejército se había quitado el alto yelmo con su resplandeciente penacho blanco, y sonreía.