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Muchos de los tecodontes eran más bien pequeños y adoptaron posición bípeda.
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La casi continua posición bípeda le permitió servirse de las extremidades delanteras.
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Otros animales, como las avestruces, también han adoptado la posición bípeda.
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Vendrá el pensador, así como se afirmó la posición bípeda.
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Los carnosaurios conservaban la posición bípeda, pero en volumen sobrepujaron con mucho a los coelusaurios.
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A través de las inmensas extensiones heladas iba este animal, a ratos en posición bípeda.
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Evidentemente, la evolución de nuestra posición bípeda única fue importante pues permitió el desarrollo de nuestra destreza manual.
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Los colosales muslos del tiranosaurio muestran claramente que se acercaba a los límites prácticos para la posición bípeda.
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Y tiene necesidad de marchar en posición bípeda y no desplazarse a saltos o arrastrarse como un ofidio.
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Cuando nos encontramos en la normal posición bípeda, gravitan los órganos internos verticalmente hacia abajo respecto de su sustentación natural.
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Este se había inclinado en una postura a cuatro patas que para él parecía tan natural como la posición bípeda.
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Otro decir, porque todo habría sido igual si no hubiésemos renunciado a nuestra posición bípeda, integrando eso (¿el amor?)
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El macho de dorso plateado tenía que estar en posición bípeda para que la bala fatal le alcanzara como lo hizo.
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Se encaramó sobre el borde y se incorporó, paulatinamente, poniéndose primero de cuatro patas, luego adoptando una posición bípeda de homo erectus.
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Viendo al ser humano como un todo, cabe recordar que caminar, correr y estar en posición bípeda erguida es parte de su naturaleza.
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Desde que los dinosaurios ancestrales tomaron la posición bípeda de los tecodontes, el cinturón pelviano tuvo que soportar todo el peso del animal.