Artemisia soltó la lanza y empezó a patalear como un potro indómito.

Lo más probable es que lo encuentre tan asustadizo como un potro indómito.

Te gustaba pensar que tu corazón había sido un potro indómito al que habías corrido demasiado.

Solo que él conocía bien al potro indómito.

Siempre dice Lemí que yo soy un potro indómito y que no sabe a quién he salido.

Allí estaba su mirada de potro indómito.

Los dos legionarios se movían como borrachos por la calzada que se sacudía como un potro indómito.

Ella corcoveaba como un potro indómito-

La impetuosidad, rasgo distintivo de su familia, le arrastraba como a un potro indómito, haciéndole perder su presencia de ánimo.

Y no he pensado en él y lo he manejado como un potro indómito, a fuerza de espolazos y tirones de bocado.

Éste era distinto, como el piafar de un potro indómito, y, en vez de muerte, era vida lo que salía de sus entrañas.

Se sentía como el potro indómito que no se deja cabalgar y que sacude su cabalgadura hasta que finalmente queda solo, salvaje, invicto.

No pensaras que puedo montar los potros indómitos como antes.

Incongruentemente, relacionaba a aquel joven con un campo de Cornualles, con muros de piedra y potros indómitos saltando.

¡Quietos, hato de diablillos, urracas de nido, potros indómitos...!