Me senté en un poyete de piedra, donde Álvaro no podía verme.

Suspiró recostándose en la firme realidad del poyete de piedra que tenía delante.

Olíndico se sentó en un poyete de piedra dejándose caer cansinamente.

Maisha circundó el poyete de piedra sobre el que descansaba Nur y se acuclilló.

Tenía la cabeza gacha y reseguía el borde del poyete de piedra con el índice.

Se sentó en un poyete de piedra que había junto a la fuente y estuvo observándome.

Me esperaba sentado en un poyete de piedra y acompañado por un hombre con acento extraño.

Elvira volvió a sentarse en el poyete de piedra con la Biblia apoyada en sus rodillas.

Me senté en el poyete de piedra que tenía una de las casas situada frente a la panadería.

Y recordaba también la desviación de esos ojos que le miraban desde lo alto de un poyete de piedra.

Antes de que pensara en ayudarla, ella había depositado el saco en un poyete de piedra, junto al portal.

Aprovechando la inclinación del poyete de piedra le costó poco dejarse caer y sentir el crujido de su cuello.

Después dejó la rosa blanca que había llevado consigo sobre el poyete de piedra de la ventana de vidriera.

Luego, se sentó en un poyete de piedra junto a la entrada y se concentró para dirigirle una oración conveniente.

Isaac reparó en él y depositó su bolsa sobre un poyete de piedra cubierto de musgo en el lado opuesto.

Los veo sentados en el poyete de piedra, en una de las sillas de enea, sobre los sacos de grano.