Todavía podía distinguir a la luz del atardecer la primera carilla de las instrucciones de su nueva designación.

En la primera carilla, una mano trémula había trazado quejas melancólicas, reproches agridulces; en la segunda, se lamentaba

Abrió el sobre con la vaga intención de leer la carta por entero, pero leyó solamente la primera mitad de la primera carilla.