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El político abulense se sentía perdido en el proceloso mundo de los espías.
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Era la primera zambullida de Revuelta en el proceloso mundo de las telecomunicaciones.
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Y ¿qué decir cuando nos adentramos en el proceloso mundo de las metáforas?
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Sin duda era un hombre de reflejos que sabía desenvolverse en su proceloso mundo.
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Menkell había accedido: en realidad, el joven no estaba en absoluto dotado para hacerse un nombre en el proceloso mundo de las letras.
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En el proceloso mundo de la Corte y de la burocracia castellana las cosas podían resultar tan complejas como en la selva Lacandona.
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Por supuesto, había tenido novios adolescentes y sexo sin penetración desde los 16 años, cuando me lancé al proceloso mundo de las relaciones.
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-Lapesquisa, querido amigo, es fundamental si queréis sobrevivir en el proceloso mundo de palacio.
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-¿Tienes alguna idea de si tenía contactos en el proceloso mundo de de la construcción o si conocía a Peter Bovide?