Era una de las cosas que prolongaban tanto la guerra.

Los minutos se prolongaban tanto que parecían ser horas

Dale nunca negaba un servicio, y por eso se prolongaban tanto sus raras visitas a Pine.

Pasaron junto a grupos de personas; algunas se saludaban, otras prolongaban tanto como podían una despedida indeseada.

Y a veces los besos y mimos se prolongaban tanto que cuando terminaba la visita los guardias debían separarlos.

Pero, con frecuencia, las pausas que obtenía de aquella forma se prolongaban tanto que acababan en el abandono del propósito del ataque.

En Japón, según la queja de Kato, las formalidades a menudo se prolongaban tanto que la persona que había llamado cortaba con irritación.