La última vez fue por un pucho encendido, que el marido tiró sobre la alfombra, recién traída de la tintorería.

Tengo un breve sueño mientras miro la acera en la puerta del colegio a ver si encuentro un pucho encendido que apagar.

Venía a pie, abriéndose paso en la tiniebla con el pucho encendido y sin perros, porque los dejaba atados a la carreta.

Detrás de un escritorio baqueteado, con marcas puchos encendidos de incontables años, estaba sentado el capitán Bertelli.

-Largáde una vez -ledijo de mala gana agarrando el pucho encendido que había dejado en el borde de la mesa.