Los rayos del poniente resaltaron la expresión de terror absoluto del hombre.

A través de las negruzcas nubes refulgían los rojizos rayos del poniente sol.

Seti contempló los suaves rayos del poniente, que doraban los muros del templo.

Los rayos del poniente apenas podían penetrar allí.

La hebilla espejea con los rayos del poniente.

Los rayos del poniente le ruborizaron la cara.

A lo lejos se erigía la central eléctrica, que llameaba anaranjada con los últimos rayos del poniente.

Vi en los polvorientos rayos del poniente tres personas colocadas a contraluz de los largos reflejos cobrizos.

A los últimos rayos del poniente, las sombras largas y puntiagudas de los jinetes se adelantaban a las cabalgaduras.

Con el rostro bañado por los últimos rayos del poniente, se amaron con pasión antes de tenderse en la ribera.

Bajo los rayos del poniente, sus laderas cubiertas de hojas nuevas parecían mamparas de oro desplegadas en medio de la llanura.

Beta estaba casi en su cenit, con su rojiza luz derivando hacia el naranja, como los brillantes rayos del poniente Gamma.

Sin obtener fruto alguno de sus reflexiones, salió a cubierta, donde la reina Ahotep disfrutaba de los últimos rayos del poniente.

Los últimos rayos del poniente bañaban su cabeza de un oro intenso y sumergían el resto de su cuerpo entre las sombras.

¡Qué guapa le parecía, así iluminada por los rayos del poniente!

-¡Hechode rayos del poniente solidificados!