El rengífero y el toro me resisten, y no siempre logro cazarlos.

Después le abandonaron también el rengífero, el hombre de la Laponia y el mimbre.

Lo que ha hecho el rengífero es, probablemente, todo lo que he sabido y experimentado hoy.

Después de proveerme de queso de rengífero y de todo lo que pude conseguir, salí fuera.

Mataré rengíferos, chuparé hielo y me procuraré un abrigo entre esas rocas.

Todos los días mato cinco o seis rengíferos, los despedazo y conservo la carne entre los témpanos de hielo.