Las llamas afogonaban su rostroaindiado, y se ofreció a prepararnos el té.
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Al rato apareció la enfermera, una vieja de rostroaindiado y mirada hosca.
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Tenía el rostroaindiado y el pelo de un negro indiscutible.
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Era rubia, tenía la piel cobriza y el rostroaindiado.
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Lo dijo sin entonaciones, inexpresivo el rostroaindiado y norteño.
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El sargento, un hombre corpulento de rostroaindiado y ojos sagaces, escrutó a la joven con curiosidad.
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Su rostroaindiado se mantuvo inexpresivo.
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El rostroaindiado del capataz era un mosaico de otros rostros: Pitaut, los Fichel, "Maquintaire", Solórzano y también Montoya.
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Además de los amigos de siempre, llamó mí atención una morocha de rostroaindiado que hablaba poco y que nadie me había presentado.
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Su suave rostroaindiado era una sutil mezcla de niña y mujer, donde las emociones y el dolor aún no dejaban sus huellas.
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Esta vez el teniente llegó acompañado de sus ayudantes, dos cabos de rostrosaindiados, provenientes del altiplano, a los que trataba como a criados chinos.
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-Cuénteme-dijoel hombre alisándose unos bigotes largos que le daban a su rostroaindiado un aire malévolo y rufianesco.