En realidad, ese bicho no es de mucha utilidad en mi investigación.
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En caso contrario, el bicho era solo una inofensiva culebra de agua.
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El ser humano es un bicho dado al desafío, a la competencia.
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En todas las demás ocasiones, el bicho había parecido sentir su presencia.
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Se ha dicho que yo he dicho que el bicho no existía.
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Sí: el dulce bicharraco resultó una hidra de múltiples recursos y cabezas.
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Pero no montado en este bicharraco que le da un miedo espantoso.
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Es un auténtico bicharraco, tiene las espaldas tan anchas como mi torso.
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No soporto que ningún bicharraco asqueroso me amenace, y sobre todo hoy.
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Aquel bicharraco triturador era mi putita, una Magnum negra que resoplaba llamaradas.
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Quitadme de delante a ese sabandijo, fusiladle al momento... ¡Es preciso castigar a alguien!
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Es mucho sabandijo el que tenemos en casa.
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No se te puede resistir, joven entrometido... Quitadme de delante a ese sabandijo, fusiladle al momento... ¡Es preciso castigar a alguien!
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No se te puede resistir, joven entrometido... Quitadme de delante a ese sabandijo, fusiladle al momento... ¡Es preciso castigar a alguien!, ¡a alguien!
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Yo me largo, sí señor, antes de que me muerda una puta sabandija.
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Prueba positiva de lo que les ocurre a las sabandijas niños retrasados mentales.
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Por descontado de los cuatreros sabandijas que tanto la preocupaban.
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Me reconvine a mí mismo y me llamé sabandija, libertino, borrachín y patán inmundo.
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Había decidido que todas las personas a las que conocía eran antipáticas, groseras o apestosas sabandijas.
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Las otras tres casuchas las ocupaban en la actualidad sabandijas, tanto de dos patas como de cuatro.
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Esa sabandija rubia del sajón está aquí.
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Cuantas más sabandijas como él se maten entre sí, mejor para la gente decente de la ciudad.
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Era muy sabandija, me tiraba piedras.
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-¡Canalla, sabandijo, polilla de Zaragoza y deshonra del pueblo español!
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-¡Cuidado con el sabandijo que tenía yo en mi casa!
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Al cabo de un día se volverá verdosa y pasadas tres jornadas, comenzarán a agitarse en su interior viscosas sabandijas.