Solo Toranaga permanecía inmóvil, con el sable envainado, en medio de aquel estruendo.

Llevaba el cuchillo en la mano pero dejó el sable envainado.

Se abrochó el cinto en el talle y colgó el sable envainado en él.

A pie, con el sable envainado, Bernard observaba fríamente, desde lo alto, el combate.

Entra el sargento de la guardia muy serio, la mano en el sable envainado.

Mantenía el sable envainado a un costado, pero tenía otro arpón preparado en la mano.

McQuade le puso bajo el brazo el sable envainado.

Por hábito, puso su sable envainado en su regazo.

Llevaba el sable envainado junto a la cadera.

Junto a la pierna llevaba el sable envainado.

Starbuck vestía de uniforme, y su sable envainado chocaba una y otra vez contra los balaustres.

A su lado tenía un sable envainado.

Se ató a la cintura un cinturón amarillo del que colgaba un sable envainado y un largo puñal.

Entonces, sacó su sable envainado, y arrojó la pesada alfombra sobre el hombre que había tirado de él.

Bernard, a pie, pues su caballo había muerto, con el sable envainado, utilizaba un fusil como una maza.

Bolitho acarició con los dedos el puño de su sable envainado; luego aguzó el oído para intentar oír algo.