Ann oyó el ruido de sus zapatillas de tenis sobre el sendero de granza.

Salí, recorrí el sendero de granza: la bandera del buzón había desparecido, el cartero había pasado.

Al hablar contemplaba el sendero de granza y un ramo de alelíes marchitos junto a los tachos de desperdicios.

Subí el sendero de granza.

Vio el jardín de flores, el sendero de granza blanca, una abertura en la arboleda, más allá el campo.

Caminaba no por el sendero de granza, sino por el borde cubierto de césped como si tuviera interés en que no se oyeran sus pasos.