Era demasiado perezoso incluso para ser un simple demagogo, un orador obrero, un dirigente del trabajo.

Era demasiado perezoso, aun para ser un simple demagogo, o un enfático orador, o bien un líder gremial.

A ese, unos lo catalogan como un simple demagogo más, de los que halagan a la plebe para medrar políticamente.

Lo que distingue a ese demócrata muy auténtico de un simple demagogo, es que nunca engañó ni se engañó por la sugestión de las masas.

¡Qué frase tan elegante para un simple demagogo!