Conviene que no se nos pueda ver cerca cuando el sol levante.

Moshem contempló el perfil de Anjeri, recortado por la luz del sol levante.

El sol levante iluminaba las vigas oblicuas que sostenían el techo.

El capitán Allistoun miró de frente el sol levante sin pestañear.

La luz grisácea del sol levante iluminaba su mano manchada.

Sin decir palabra, la señora Hamlyn contemplaba el mar, que reflejaba ahora el sol levante.

El sol levante acarició el nudo del fardo que ambos habían llevado consigo al henil.

Después, con el sol levante, mandó Miralles virar a babor en demanda de su verdadero destino.

Guiñaba los ojos, de cara al sol levante, que doraba las piedras de los monumentos antiguos.

A medida que descendían, la luz del sol levante iba quedando atrás, arriba, retenida a sus espaldas.

A contraluz del sol levante, el ave temible aparecía bella como un escudo del Santo Imperio forjado en bronce.

Era ovalado, con el costado más largo de cara al este y el oeste, el sol levante y poniente.

Las dos ventanas de su habitación recibían el sol levante que, a una hora determinada, inundaba toda la cama.

Miraba las bajas costas de Sumatra, que el sol levante, como un mago, parecía hacer surgir de la mar sombría.

El horizonte representaba un sol levante, para indicar que aquella terrible ejecución debía hacerse con los primeros rayos de la aurora.

El resplandor de los cirios con el sol levante era pálido y pálidos también los rostros graves rodeados de barbas rizadas.