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Podemos hacer otro ejercicio de ampliación de la Secuencia Áurea simplemente subrayando cualquier orden o subsecuencia.
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Por ejemplo, supongamos que elegimos "10" como nuestra subsecuencia, y que la subrayamos siempre que ocurra en la Secuencia Áurea:
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Era una secuencia melodiosa de tonos de campanas tubulares que se abría en subsecuencias fractales mientras el tema principal se repetía.
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Cualquier secuencia de símbolos lo bastante larga, sobre todo si se escribe con el restringido vocabulario del hebreo antiguo, contendrá subsecuencias en apariencia significativas.